Renovar nuestras comunidades cristianas

Renovar nuestras comunidades cristianas

Este pasado 16 de mayo, hemos celebrado en nuestra parroquia de San Ignacio un Encuentro con nuestro Obispo – Fernando Prado- y otros miembros de la Comisión diocesana creada al respecto. Además de los agentes de pastoral de nuestra parroquia de San Ignacio, han estado con nosotros diversos agentes de las parroquias de los Franciscanos y María Reina de Atotxa, entre otros.

Ha sido una reunión en la que se ha buscado escuchar las opiniones de todos y cada uno de los asistentes, ante las preguntas sobre las debilidades y amenazas, así como sobre las fortalezas y oportunidades, (DAFO) en el contexto de nuestra realidad parroquial actual.

Nuestro párroco Patxi Aizpitarte, lo resumió en primer lugar, como una partida en Galilea, con la Persona de Cristo viviente como nuestra mayor fortaleza, que nos acompaña siempre, y con quien podemos entrar en contacto a través de los Evangelios. En segundo lugar, verbalizó su alegría por la prioridad marcada en la agenda de la Diócesis, en este proceso de renovación pastoral y misionera. Un momento “muy pastoral” dijo, donde necesitamos ser creativos e imaginativos, alentándonos a leerlo positivamente, y a verlo como una oportunidad, sin por supuesto, olvidarnos de las dificultades.

Jon Arruti, por su parte, resumió el encuentro subrayando los aspectos más repetidos según las distintas aportaciones, que fueron los siguientes:

Debilidades; somos mayores, y somos pocos. El tema del lenguaje, quizás no actualizado. La poca relación entre las parroquias. Y la falta de formación.

Fortalezas; el don de la fe y el don del espíritu. Hacemos mucho y además hacemos “mucho y bien”. Por lo tanto, podemos ser testigos. Además, se repitió mucho la clave comunitaria: el espíritu comunitario y el compromiso. También como fortaleza, el bien que los migrantes que, de una forma u otra, hacen que veamos en ellos personas con una fe viva, una fe ilusionada.

Amenazas; el cambio de paradigma: no estamos en tiempos de cristiandad, esa iglesia que vertebraba, y ya no es. La cultura secularizada y relativista. También la ideologización, que trabaja y se escucha sobre todo de forma negativa.

Oportunidades; por una parte, no hay muchos jóvenes en la iglesia, pero también se acercan nuevos jóvenes; y los que vienen, encuentran un lugar de participación. El sínodo, como un lugar de apertura. El tema de la comunicación como oportunidad, dado que tenemos mucho que transmitir. En resumen, nos encontramos ante una cultura principalmente descristianizada, que ofrece también sus oportunidades.

Lo que ahora nos hace falta es, buscar las claves para que sepamos dar un camino para trabajar la trascendencia, y anunciar el Evangelio. ¡Que así sea!